Tienes en la distancia de tu mente a tu corazón una máquina que produce maneras de hacerme daño. Inventa cada dos horas, un motivo para enfadarme. Produce como si nada, escenas y hasta películas trágicas que pretenden dejarme en claro, que no eres para mí y que mereces algo mejor.
Cuando leas esta nota, ya no estaré para verte refunfuñar de enojo, me fui querido, me llevé mis cosas y no voy a volver más. He decidido dejarte, a ti y a tu máquina de males, que a fin de cuentas, son lo mismo.
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