viernes, 29 de junio de 2012

Peculiaridad

- ¿Pero qué quiere que le diga señor don ladrón?
- !No sea ridícula y colabore si no quiere que esto empeore!

-Ya le dije, cartas para Pablo, es lo único de valor que tengo.
- Eso no tiene valor, deme sus joy..
- !Oiga no! !No sea atrevido, usted no puede venir a determinar qué es valioso y que no, eso es peor delito que venir a robarme.

- Ni Pablo, ni usted tienen derecho de decirme que mis cartas no valen nada, es una verdadera lástima que ambos sean tan superficiales...


lunes, 11 de junio de 2012

La puerta de vidrio



Ayer, caminaba por las calles de la ciudad, con toda esa prisa que caracteriza mi andar.
Era mi trayecto habitual, del trabajo a la casa, atravesando tiendas, restaurantes y puestos de ventas.
Pero ayer, sin querer, sin planear, sin pensar, en mi paso fugáz,
alcé la vista
y encontré
mi reflejo en la puerta de una tienda al pasar.

Me quedé estática al sorprenderme con mi entreceja fruncida,
con los ojos cansados.

Allí estaba yo,

frente a una imagen que me decía que me moría,
que el estrés y el ritmo de la vida estaban dejando cicatrices en mi rostro,

frente a una imagen que decía que sufrir por las muertes, asaltos y maltratos que me muestran los medios, estaban terminando por llenarme de esa depresión global que enloquece.

Esa imagen me decía, que no era yo,
sin embargo si lo era,
era yo, vestida de mundo,
era yo con los tintes de la realidad,
era yo con la soledad del globo,
era yo, cargando una vieja mochila llena de deudas externas,
de amores mal pagados,
de sueños no realizados,
una mochila que nunca me atreví a abrir
y que ahora pesa demasiado sobre mi cuerpo.

Ante el vidrio me descubrí así,
cansada, infeliz y apurada.

Seguí mi paso hacia mi destino, pero con esa triste imagen de mí misma.
Llegué a torturarme con mis pensamientos.

Y ahora que lo he pensado, no se si voy a cambiar mi vida,
dedicarme a lo que me gusta,
correr atrás de quien amo,
irme de viaje por el mundo...

No se si voy a tener el valor...

o a lo mejor, mañana
cuando pase otra vez por esa puerta de vidrio,
opte por arrojarle una piedra para quebrarla
para deshacer mi reflejo
y no tener que encontrarme, nunca más.