domingo, 16 de octubre de 2011

En su espera


Mi amado Dago, usted debe estar pensando que yo ya le he olvidado, lamento decepcionarlo al comunicarle que aún tengo la maleta bajo mi cama y que he optado por dormir en el día y esperarlo en las noches, no vaya a ser que usted venga cualquier madrugada de estas, dispuesto a cruzar desiertos y mares de mi mano y me encuentre durmiendo. No, no, no, eso sí que no. Es más, hasta me arreglo muy bonita para que usted, al verme, no vaya a echarse para atrás.

Estoy tratando de descubrir la fórmula mágica, de ir contra natura, para eliminar por completo mis horas de sueño. Como aún no lo consigo, estoy tomando enormes cantidades de café, para estar despierta, ya sabe, a lo mejor usted me llama durante el día para avisarme que vendrá en la madrugada, y como yo un día decidí, ser su mujer todas las horas de mi existencia, no debo descuidarme ni un solo minuto.

No tarde mi Dago,
Hasta nuestra madrugada,
Lo ama siempre,
Penélope

1 comentario:

  1. Que pena que el tiempo, a lo mejor las ganas, borren mis historias... supongo que es destino de todo lo que escribo, perderse para siempre.
    a tu salud mi querida, a pesar de los olvidos y distancias todavía disfruto mucho leerte.

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